Por José Javier Jurado, Interiorista
Desde que el hombre comenzó a vivir entre 4 paredes y no a la intemperie, ha buscado formas de cambiar y mejorar en su ambiente interior. Esto ha llevado a un cambio global de conceptos, ideas, culturas y materiales que amplían las posibilidades y expanden la mente para impactar en la forma en la que pensamos y vivimos en nuestros hogares.
De esta manera, el diseño de interiores, pasa a ser una parte fundamental en el desarrollo de la sociedad y el individuo, creando básicamente espacios para un mejor bienestar del ser humano, tanto físico, como psicológico y emocional.
Cómo no va a ser importante tener un lugar limpio, ordenado, con una distribución apropiada, con colores y tonalidades agradables, con muebles cómodos, para poder estar a gusto con la familia, y en definitiva con uno mismo.
El objetivo del diseño de interiores y la decoración no es en el fondo, como mucha gente cree, una cuestión estética, sino la decoración de interiores se apoya principalmente en el aprovechamiento máximo del espacio disponible y en el orden correcto de los elementos que podemos encontrar en la casa. Y la belleza es parte propia del orden, por lo que, cuando algo está en armonía quiere decir que es hermoso, pero también funcional.
La decoración siempre ha estado presente desde en la casa más humilde, hasta en una mansión muy costosa. Debe ser porque de esta forma podemos de alguna manera alegrar más la vida, interpretarnos con la misma, y hacernos partícipes de este mundo, desde lo interno hacia lo externo. Mejorando la decoración del hogar podemos sentirnos mejor en nuestro espacio e intimidad, lo que nos ayudará a afrontar la vida más optimista y equilibrada en todos los aspectos.